El Real Murcia sigue abonado a la indiferencia y sumó un nuevo empate (0-0) en su visita al Intercity. En el segundo partido de Pablo Alfaro al frente de la nave pimentonera, el equipo demostró que hay varias maneras de llegar al mismo punto, o, al menos, dos: la de Munúa y ahora la del nuevo técnico.
El resumen del partido se ha hecho ya muchas veces esta temporada: un equipo que disfruta de algunas ocasiones que no logra convertir, y que acaba sufriendo sobremanera y pidiendo la hora. En esta ocasión, el conjunto grana lleva tres semanas sin ganar y lo que es más grave: sin marcar un solo gol.
Con todo, el equipo de Alfaro fue mejor en la primera parte, y tuvo alguna que otra ocasión para mover el marcador y que permitieron constatar que el meta del Intercity, Manu Herrera, es uno de los mejores de la categoría. Herrera actuó con acierto en un espectacular remate de Carrillo y también cuando fue requerido en acciones a balón parado.
Llegó el descanso y ahí se acabó el Murcia, pues el equipo se vino abajo inexplicablemente en el segundo tiempo. El equipo alicantino cogió las riendas y empezó a poner cerco a la portería grana, con buenas intervenciones del meta a intentonas de Cristo Romero y Soldevilla. El partido se puso aun más cuesta arriba cuando Marc Baró realizó una dura entrada a un local que supuso su segunda amarilla, dejando al equipo con diez cuando aun faltaban diez minutos. Minutos que se convirtieron en una pesadilla, y que terminaron con un murcia atosigado y pidiendo la hora. Lo mejor para el Murcia fue salir vivo del campo alicantino.