La producción agrícola de Murcia siempre se ha visto amenazada por las continuas sequías y las altas temperaturas de la región, una de las más áridas de España. En cierta medida, esto nos da una cierta ventaja frente a otras regiones a la hora de prepararnos para algunos años que se prevén muy calurosos y con escasas lluvias por causa del cambio climático. Pero, al mismo tiempo, se espera que Murcia se vea especialmente afectada por este nuevo escenario global.
No se trata de simples hipótesis. Según el informe sobre el estado del clima elaborado por la Aemet, 2022 y 2023 han sido los dos años más calurosos de la historia de nuestro país desde 1961. Además, 2023 también fue uno de los años más secos, especialmente en Cataluña y en Andalucía. Esta tendencia continúa agravándose tanto en España como en el resto del mundo, así que debemos prepararnos para lo que está por venir.
Un escenario difícil para Murcia
Son muchos los modelos climáticos que apuntan al Mediterráneo español y al sur del país como una de las regiones más afectadas por el calentamiento global. Murcia se articula entre ambas partes, así que casi tenemos garantizado un aumento de las temperaturas muy severo durante la próxima década y una disminución drástica de las lluvias. Los desafíos para el campo, entonces, resultan evidentes.
Para hacernos a la idea de cómo será el clima en España durante las próximas décadas, se espera una aceleración del proceso de desertización del país, con lo que buena parte de la España peninsular pasará a tener un clima más parecido al que hoy existe en amplias áreas de Marruecos y Argelia. A ojos del campo, esto se traduce en sustratos más pobres en nutrientes, menos agua para el riego, y unas temperaturas más altas.
La desalinización acude al rescate
Entre las principales ventajas con las que cuenta Murcia en contraste con otras comunidades autónomas está la desalinización, que está consolidada como una de nuestras principales fuentes de agua para el riego desde hace años. Nuestra experiencia en este sector puede ser un alivio realmente importante ante las sequías, sobre todo si continuamos ampliando nuestra infraestructura e incorporamos las tecnologías más avanzadas del sector.
El hecho de que Murcia tenga una costa con tantos puntos apropiados para extraer, desalinizar y depurar el agua del mar, así que el calentamiento global sea un tanto más manejable en nuestra tierra. Otras comunidades autónomas –como Extremadura o Castilla La Mancha– dependen exclusivamente del agua de lluvia y de sus ríos, con lo que pueden verse expuestas a una vulnerabilidad mucho mayor si el calentamiento global se acelera.
El restablecimiento de nutrientes en las tierras de cultivo
La sequía también acelera la aridez de las tierras de cultivo, con lo que sus nutrientes se pierden a través de la erosión del viento y las lluvias –que, además, se espera que sean cada vez más torrenciales–. Para poder mantener o aumentar nuestros niveles de cultivo actuales, tendremos que importar fertilizantes que restablezcan los nutrientes del sustrato. El problema está en que el precio de los fertilizantes seguramente se incrementará.
Los sistemas de valoración ya se emplean para analizar las tierras de cultivo y determinar cuáles son los nutrientes que necesitan en cada caso. Con estos sistemas, los agricultores pueden prescindir de los fertilizantes de amplio espectro, y centrarse tan solo en los nutrientes requeridos para cada cultivo. Esto reduce de forma considerable el precio de la compra, y da a los terratenientes un mayor margen de maniobra.
Los invernaderos y la hidroponía
El aumento de las temperaturas y un incremento de la aridez hacen que cultivar al aire libre sea cada vez más difícil, especialmente en ciertos tipos de cultivo. La instalación de invernaderos con temperatura regulada y condiciones de monitoreo de la humedad pasará a ser cada vez más común en Murcia y en otras regiones de España. Esto permitirá esquivar en cierta medida el calentamiento global y dará más control a los agricultores.
En segunda instancia, los sistemas de cultivo hidropónico pueden surgir como excelentes alternativas a los cultivos tradicionales, sobre todo en las áreas urbanas. Estos sistemas no necesitan tierra para hacer crecer los vegetales. En lugar de esto, se emplean columnas con espacios de cultivo por los que fluye un líquido con los nutrientes esenciales. Se trata de una tecnología ideal para nuestra geografía y con un enorme potencial de crecimiento.
